Esclava soy de la pasión, esclava
yo misma mi destino decidí,
la vida siempre ha sido para mí
la quemadura ardiente de la lava.
Con mucha más pasión cuanto más brava,
una lucha, continuo frenesí
en esa llamarada siempre ardí,
de la gloria a la cruz donde me clava.
Porque la vida sin pasión no es vida,
que así sólo se vive, desde luego,
por cuanto la existencia no es vivida.
Por eso a todo con pasión me entrego
y exhausta de pasión, caigo rendida
y otra vez me levanta el mismo fuego.
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