sábado, 7 de marzo de 2009

El Jardín



Este es un jardín que necesita siempre de dos jardineros para que
alcance toda su belleza. Unas partes han de cuidarse en soledad pero
otras deben compartirse porque solas no pueden crecer. Déjame guiarte a
través de él y aguza los sentidos...sólo con los ojos del alma
podrás apreciar la belleza oculta en las cosas que ya conoces.


Mira alrededor, este es nuestro jardín. Aparentemente está
descuidado pero se intuye el orden que el amor ha puesto en él. Es un
sutil reflejo de la armonía que hay en los corazones que lo habitan.


En el centro hay un gran
lago con los bordes llenos de musgo que se
confunden con el césped que lo rodea. Este es el lago de la Vida, donde
beben los pájaros que alegran nuestro jardín. Y es el Amor de sus aguas
el que permite que crezcan las plantas que hay en él; si este lago se
secara, nuestro jardín se convertiría en un desierto sin vida.


Un alto muro de piedra lo rodea. Lo he construido para protegerlo de los
que llenos de incomprensión vienen a hacernos daño. Pero observa que la
robusta puerta de hierro sólo se abre desde dentro; abriremos a todos
los que llamen con sinceridad a nuestra puerta, y tú...creo que ya sabes
que para ti siempre está abierta y eres libre de abandonar nuestro
jardín si así lo decides...


Junto al lago crece un enorme roble que domina todo el jardín. Fue
el primero que planté. Este es el árbol del Respeto; si cayera,
aplastaría a todas las demás plantas del jardín y jamás volvería a ser
como es ahora.


Fíjate en los estrechos senderos empedrados que se pierden entre
los árboles. Hay partes del jardín que no deben ser visitadas por
extraños, dejemos que las admiren desde la distancia. Estos senderos se
alejan del camino principal porque sólo nosotros debemos recorrerlos.
Llevan hasta las partes más escondidas del jardín, donde las zarzas
y
arbustos ocultan los rincones de nuestros corazones que todavía nos
quedan por descubrir.


Y verás que en los lugares más inhóspitos del jardín crecen unas
plantas delicadas, con flores de un amarillo luminoso. Estas son plantas
de Coraje. Crecen donde la tierra es más pedregosa y debes dejar que
crezcan solas porque, si intentas cuidar de ellas, se vuelven


débiles.
Sin ellas, las plantas más bellas del jardín no hubieran florecido.


Repartidas por todo el jardín hay unas plantas muy verdes, de
tallo grueso y anchas hojas. Apenas se hacen notar pero son robustas y
dan soporte a las demás. Son plantas de Fe. En los días de invierno en
que la
niebla de la Duda cubre nuestro jardín, ellas son las que nos
recuerdan que el sol volverá a iluminarlo.


Junto a las plantas de Fe crecen unas preciosas flores rosadas que
están abiertas en todas las estaciones. Estas son las flores del Cariño,
y siempre acompañan a las plantas de Fe. Algunas mañanas, después de las
noches más oscuras, si te acercas a ellas verás cómo el rocío de tus
lágrimas baña sus pétalos.


Si miras hacia arriba, verás como otra planta se enreda por el
tronco del árbol del Respeto. Sube por el tronco y se abraza a las ramas
descolgándose por ellas como un collar. Ha elegido este árbol para
emparrarse porque es la planta de la Confianza y sabe que necesita del
Respeto para crecer y embellecer con su presencia nuestro jardín.


Y finalmente, aquí, en un lugar privilegiado del jardín, se
encuentra una planta que lo hace diferente de todos los demás jardines.
Observa su fuerte y rugoso tallo, repleto de espinas y el marcado
contraste con sus flores...abiertas, delicadas, de belleza casi etérea.
Esta el la planta de la Dominación. Pasa mucho, muchísimo tiempo hasta
que logra enraizar con firmeza y, cuando lo hace, es entonces cuando
florece....con flores de Sumisión.


Este es nuestro jardín, el que hemos creado entre los dos, para
los dos....cuídalo conmigo y será para siempre

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